Yo creo. Creo que no estamos aquí por mera casualidad. Creo que todos tenemos un objetivo y una misión por la cual estamos aquí. Me es muy difícil pensar que todo es ciencia, que la única forma de conocer es por medio de la razón y que no existe un más allá. Somos mucho más de lo que conocemos de nosotros mismos y si cada uno hiciera lo que debe hacer, el mundo ardería de amor porque estamos llamados a amar y esa es la clave de la felicidad.


domingo, 24 de abril de 2011

¡Internacionalización!

Xavier Gisbert, gerente de QMS, explica la necesidad que tuvo su empresa de internacionalizarse. Ha contado con la colaboración de Macarena Hernández, licenciada en Periodismo, quien viajó por varios países latinoamericanos. 


Resumen sobre el proceso de internacionalización. 

viernes, 8 de abril de 2011

A mis 26

Hace sólo unas horas ponía en mi estado de facebook: ¿balance de mi vida? Espectacular. Creo que no hay nada mejor que vivir y disfrutar de todos los momentos, tanto buenos como malos. El secreto de la felicidad está en esto mismo: hacer de los momentos malos tiempos de conocimiento, de enriquecimiento y de crecimiento como persona que concluye finalmente en un disfrute de la vida.


Ayer llamé a mi hermano y lo primero que me dijo fue: “estas a un día de cruzar la línea, ahora vas a estar más cerca de los treinta que de los veinte”. Así, dicho tan crudamente, puede asustar e incluso hacerte pensar cosas extrañas como: “qué vieja estoy” “no me queda nada para los 30, pero visto desde el punto de vista de la aventura de vivir me viene a la cabeza ¡crucemos la línea y veamos qué hay más allá!


Si hay algo en lo que debo darle completa  razón a mi madre es que el tiempo pasa volando y que si estas pensando en él los momentos son fugaces y no se disfrutan finalmente como debe ser. Todo, absolutamente todo tiene su lado bueno y malo, todo tiene dos caras de la moneda. Aún recuerdo muchos de mis cumpleaños, ¡cómo olvidarlos! Recuerdo que en casi todos ellos mi padre enviaba flores a la casa para celebrar el acontecimiento. Recuerdo también mi cumpleaños número 8, especial porque siempre ha sido mi número favorito. Lo mejor de ese día fue la visita de mi abuela Eliana con un regalo que tuve por años: un chaleco rojo con rayas negras y verdes. 

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